«S Ú P L I C A»

Para ellos;
catacumbas, catedrales y sarcófagos 
Para nosotros;
la nada y el olvido 

Nada existió ni importó más allá del turbulento vacío que deja incinerar los cadáveres de nuestros ídolos. Muerto en el olvido, vivo en el estómago. Los muertos se susurran entre ellos, se besan, lloran y se aman; los vivos intentan no cometer los mismos errores que les llevaron a la demencia. Al infierno el fallo y al cielo el error. Al ocaso llegan aves muertas, al anochecer los vivos se levantarán de entre sus tumbas y reclamarán haber sido enterrados. No podíamos dejarles más tiempo entre nosotros porque ya no eran de nuestra sangre. Porque la muerte debe estar con la muerte, y lo vivo debe volver a nacer: una y otra vez. No existe retorno, ni sarcófago lo suficientemente lujoso para poder explicar lo que significó conocer al golem, al monstruo, al engendro, al espectro y al ángel. Que el amor enfermizo que nos dio ilumine los senderos de los que los conocieron, y que su recuerdo perdure por siempre en nuestras cabezas. Porque el olvido no es perdón, y la memoria es esquizofrenia.

Largo río para los muertos, largo el deseo, largo el amor. Porque nosotros amamos a los que yacen muertos, sepultados entre sepulcros inexorables. Porque nosotros conocimos el amor colosal de una criatura que no puede existir en este mundo. Larga vida a Sífilis Mon Amour.

02.11.21
¿Qué pedimos?
your
soul
Vorj.

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